
Con el pedete lúcido de la temprana madrugada llego a casa y me encuentro con el pase televisivo de una de esas pelis que de tan malas resultan ser buenas. CERCO ATERRADOR es un bodrio de 2.002 que parece una serie Z de los 70. Arropado por buenos actores acostumbrados a lidiar con lo que les echen, como son la protagonista Dina Meyer, el siempre centrado Lance Henriksen, el histrión desbocado Dennis Hopper y el imprescindible Jeff Fahey, el despropósito del film es digno de análisis. Me recuerda a las pelis de científicos locos criminales que en los años 40 protagonizaran Boris Karloff y Bela Lugosi, pobladas de argumentos absurdos con inventos cutres e inverosímiles sin pies ni cabeza.
El actor que da réplica a la protagonista parece una estrella del porno de los 80 con pelazo incluido, y se mueve ridículamente al ralentí todo el rato. Hopper es un alcaide de prisión sádico y loco hasta el paroxismo (termina suicidándose pegándose de cabezazos con la pared y arrancándose la cara entre carcajadas), que acosa (junto al galán del pelucón) vulgarmente a Dina Meyer entre unos diálogos impagables por descacharrantes.
La agresión sexual esta presente en todo el metraje. Cuando electrocutan al reo de turno (en una sala atestada de guardias de seguridad que se descojonan con su agonía, por cierto), el condenado (que abusa de la laca) y Meyer parecen compartir un orgasmo a metros de distancia, para horror ¿y placer? de ella. Además, durante el interrogatorio del mismo tipo, la secuencia en la que a él le sale un gigantesco gusano de la oreja que cae en la mesa, reptante, mientras ella (que se dá perfecta cuenta) sigue hablando como si nada pero sin poder dejar de mirar al bichejo asustada, aunque rozándose los labios con la lengua unos instantes, resulta de una intención morbosa tan evidente como enferma, y por ello, del todo festiva.
Todo este ¿involuntario? pitorreo no esconde una falsa moraleja basada en lo de que el mal prevalece siempre, imposible de tomar mínimamente en serio en este caso, aunque coincidente con otra peli que descubrí hace bastantes años también en televisión (cuando era analógica), y mucho más reivindicable. Se titula LA NATURALEZA DE LA BESTIA (NATURE OF THE BEAST), dirigida por Victor Salva, realizador de POWDER y JEEPERS CREEPERS (ambas entregas), y protagonizada también por un inquietante Lance Henriksen y Eric Roberts, lo que auguraba erróneamente un telefilme a olvidar de tantos. Para nada, LA NATURALEZA DE LA BESTIA es un film modesto pero elaborado, serio y contundente acerca del origen de la maldad humana en una trama de asesinos en serie, con uno de los finales más oscuros que puedan recordarse. Una pieza tenebrosa, un cuento nihilista de serie B a descubrir.

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