Cinèma Geneviève

Es mi propia teoría, después de algunos años sin saber de este director, cuyas películas me marcaron en los ochenta, que quizá ahora esté minusvalorado y casi olvidado, pero creo que será valorado en su justa dimensión dentro de poco, como representante de un renovado free cinema político, pero que no por ello dejó de ser estrictamente entretenido ni cinematográfico. Sus imágenes, en perfecta conjunción con la música, siempre poseyeron una estética mágica e intensa, supo utilizar a compositores y cantantes del momento, y tuvo ojo para los actores y actrices, perfectos en sus papeles. No voy a hablar de sus películas más conocidas, porque en estos trailers váis a recordarlas y pondréis de vuestra cosecha lo que a este artículo-homenaje le falta. Mickey Rourke antes de su descenso a los infiernos.. Y Las cenizas de Ángela, emocionantísima cinta que todo aquel que no haya vivido una posguerra o situación de penuria nacional, debería ver. Basada en la novela de Frank McCourt, autor también

LA CIENCIA DEL SUEÑO Creo que quizás gran parte de disfrutar ORIGEN depende de aceptar ciegamente las reglas del juego que proponen los guerreros del sueño que la protagonizan, al igual que ocurre en las películas de viajes temporales o en las de vampiros, por ejemplo, donde cada film describe una premisa con mitología propia, ligera o radicalmente distinta de las de otras pelis de género semejante. Pero en el mundo real no hay viajes en el tiempo ni vampiros, sin embargo todos soñamos. Por ello el salto de fe que requieren cintas como ORIGEN, PESADILLA EN ELM STREET, DREAMSCAPE y ABRE LOS OJOS es superior al del resto de films de ciencia ficción o terror, ya que suelen imponer normas estrictas y rígidas de lógica en un mundo onírico gobernado por el subconsciente emocional que todos conocemos, del que los personajes entran y salen conservando normalmente gran parte de sus recuerdos y lucidez, cosa poco creíble generalmente pese a los esfuerzos imaginativos de guionistas y escritores p

INVOLUCIÓN DE LAS ESPECIES Coproducida por la francesa Gaumont, Telefilm Canadá y el mexicano Guillermo del Toro entre otros, SPLICE parece extraer los mejores y más salvables elementos de las irregulares SPECIES y EL HOMBRE SIN SOMBRA y merodear en las inmediaciones de una actualizada versión de LA MOSCA de David Cronemberg, encontrando su propia voz desde el universal mito de Frankenstein y llevándolo a un rincón más reflexivo y emocional que el de sus precedentes sin abandonar un enfoque clásico en el devenir de una historia plagada de ambigüedad moral, sexualmente inquietante y sentimentalmente confusa, que podría haber desembocado en un desastre narrativo de no apoyarse en un argumento bien afianzado en dos pilares como Adrien Brody y Sarah Polley, que dotan de tremenda credibilidad a un buen número de estados de ánimo dispares y transiciones dramáticas consecuentes, aunque lógicamente sin el reconocimiento de otras interpretaciones recientes como la de los protagonistas de la mal