¿Se dan cuenta algunas personas de que han gastado la mayor parte de su vida trabajando y criando a unos hijos que cuando sean mayores, les darán la patada? Japón como encuentro con uno mismo y los sueños recuperados. Tierra extraña, pero cuyos ritos y tradiciones, excéntricas para el ojo occidental, nos amanceban con lo artístico que llevamos dentro. Película nada pretenciosa, emparentada con La ciudad blanca, Gran Torino, El nido vacío y todas aquellas historias que reflejan el final como principio de una vida mejor, más íntegra y verdadera.  El maduro protagonista no se pierde en Tokio, no se siente perdido con el idioma incomprensible, sale a la calle para encontrar su lugar, el deseo y el mito de su fallecida esposa, y hace suyos los anhelos de su mujer.  El trabajador gris alemán encuentra un sentido zen en el peregrinaje al Monte Fuji con la artista callejera huérfana que encuentra por casualidad, a la que nombra su heredera.  Occidente, Europa, no sabe que hacer con sus viejos....
Blog de películas, en una época en la que ya nadie lee blogs y donde no se sabe si el cine se seguirá proyectando en salas o sólo en plataformas, tabletas y teléfonos móviles.