Cinèma Geneviève

Vuelve Kevin Smith casi sin llamar la atención, como si él mismo fuera un director discípulo de su estilo, más jóven y moderno, pero fiel a su cine anterior a Jersey Girl, la gran cagada. Se ha sabido rodear del cómico de moda en USA ahora mismo, el canadiense Seth Rogen, para desarrollar una historia más directa, más simple (aún) y más coherente con ese tipo de cine descerebrado americano que en Europa nos encanta, como Supersalidos, Superfumados, American Pie, etc.. Quizá nos empeñamos en Europa en buscar un signo distintivo de autoría en esta clase de directores de culto, y nos montamos una historia en la que analizamos que Kevin Smith ya ha creado un estilo propio, como Woody Allen, que han seguido otros directores y actores de comedia. Vemos su sello en la serie Me llamo Earl, en el frikismo de un Alex de la Iglesia o Santiago Segura y en ciento un historias de frikis salidos de provincias que buscan a su amor perdido de la adolescencia. La vuelca de tuerca en esta peli, es que el

Es un secreto a voces, y más en estos tiempos bastardos, que el dinero del crímen organizado se relaciona y se mezcla con el dinero legal en un mismo mundo, el de los bancos de firmas internacionales. Que la liquidez sin fín del comercio de armas y el narcotráfico financia guerras, paises enteros y lo que les de la gana. Su poder es infinito y corrompe almas y estamentos. Todo esto parece claro. Salinger (¡qué nombre más bien buscado!)es el prototipo de idealista asqueado que se va pringando el alma de suciedad a cada paso que se adentra en el Conocimiento de un sistema podrido. El ignorante puede ser felíz porque no sabe. The International es una película notable, con unas cuantas secuencias impactantes y algún diálogo que hace reflexionar, aunque el conjunto naufrague en una falta de credibilidad en el maniqueísmo de unos grandes malosos corporativos que asesinan sin titubear como si fueran servicios secretos post-soviéticos. Es una trama ya bastante vista, por ejemplo, en el Jardine

LA ESPADA OCULTA ( THE HIDDEN BLADE ) es una peli de samurais crepusculares, también un drama agridulce con el humor social y coral de un Berlanga asiático y la lucidez esperpéntica de un Azcona nipón. Es también una bonita historia de amor, de honor y de deber en un mundo que no deja sitio a estos valores y emociones. Sus combates a espada son pocos, pero realistas e importantes, decisivos para la historia y su desenlace, que me recuerda al de un policíaco francés o a un capítulo (endulzado por la esperanza redentora del amor) de La Huella del Crimen.