Cinèma Geneviève

Si alguien no ha visto Noviembre, se la recomiendo : sobretodo esa secuencia crucial en la que inventan una performance imitando a un etarra que dispara un tiro en la nuca a alguien por la calle. Es genial, porque rompen un tabú de nuestra sociedad. Allí acaba todo, porque los detienen y se disuelve su grupo político-teatral. Creo que esa película de Achero Mañas fue subestimada y mal acogida en su momento. Quizá como película no sea redonda, pero la intención es buena, porque describe un mundo contracultural que ya no existe, o que ha degenerado en arte comercial, como casi todo el que hay hoy en día. Era un homenaje a la generación de nuestros padres, a los revolucionarios del 68, quizá una generación más representada en el resto de Europa que en España, porque aquí vivimos una dura dictadura que reprimió todo acto revolucionario. Quizá este film se adelantó a su momento y tocó temas que molestaban o que no interesaban, pero creo que ahora tienen más vigencia que nunca, con todos los

Recuerda cuando alguien te ha abordado por la calle, alguien que te conocía, alguien a quien no recuerdas en absoluto por más referencias que te dé. Recuerda ahora cuando has reconocido a alguien en un lugar público y lo has abordado, y esa persona no sabe quien eres, por más que se lo has explicado. Viendo esta peli me venía a la memoria Christopher Reeve , con su traje de superman volando a toda velocidad rodeando la Tierra en dirección contraria a la de la rotación del planeta, cada vez más rápido, hasta que el tiempo retrocede y salva a Lois de morir una vez más. Pero esta vez es distinto, porque él realmente llegó tarde, y ahora la realidad ha cambiado. Lo otro que recordaba viendo la historia de Stay es a unos personajes de la serie de TV Buffy , la Cazavampiros . Uno le echa en cara al otro:"¿Crees que esas personas por las que te preocupas piensan alguna vez en ti ?¿Crees que alguna vez se dicen:¿Qué estará haciendo James en este momento?No, no lo piensan". E

Ese actor encantador que borda sus personajes de canalla simpático y de buen corazón, íntegro, honesto y con valores, que es Alberto San Juan, en esta película lo borda de maravilla. Su creación es intensa, emocionante y se merecerá un Goya el año que viene, por lo menos, una nominación que pido desde ya. A destacar esa mezcla de lenguaje cheli y navarro tan particular del personaje, que lo hacen cercano y real. Roberto Benigni, Hugh Grant, Adam Sandler, y ahora aquí, Alberto San Juan, padre no por accidente como aquellos, sino de vocación, por necesidad propia, por responsabilidad hacia el hermano y hacia la vida en el pueblo que dejó atrás. Este nuestro propio Earl, que aunque no tiene que deshacer ningún mal karma, es como aquel, positivo ante la adversidad, y responsable y honesto con la gente que ama. Primero movido por el egoísmo, después transformado al contemplar que quizá su lugar está en aquel hueco que nadie ha sabido llenar y que él vuelve a ocupar, como una persona mejor,

Este fin de semana alquilé en el videoclub Nueve Vidas, compendio de nueve planos-secuencia, o sea, sin corte, rodada en una toma única cada historia, a veces, interrelacionadas entre sí, sin la obligatoriedad de que unos personajes conozcan a otros. Me ocurre con esta película como con la anterior de Cosas que diría con sólo mirarla, del mismo director, veo la larga sombra estilística y temática del padre, García Márquez, y sus mundos latinoamericanos donde la presencia de la muerte, la familia y el amor como destino más allá de la vida y la realidad mágica que en un escenario estadounidense adquieren un tono de american gothic , ( revisiten la serie Carnivale de la HBO), ó de Americana como en la serie A dos metros bajo tierra, con episodios ambas dirigidos por Rodrigo García. Si Lynch no está tan lejos de Rulfo o de Bioy Casares en aquellos universos de dimensiones entrelazadas, oníricos, cada uno como juez y parte de su propia cultura, el hijo de García Márquez está cerca de otras