Una tarde de primavera vi  Un otoño sin Berlín , una pequeña película vasca con  Irene Escolar . Desde el principio esperaba que fuese una película fría,  silenciosa, sin historia culebronesca, que aportara algo diferente, que  no te lo contara todo, etc... En parte ha sido así, y cuando mejor me  parece que funciona es cuando la cámara se detiene en la expresión de  Escolar, cuando no habla. Pero entiendo que al  final, tienes que lucir a la actriz, que encima tiene buena reputación  en teatro, y la directora ha querido que Escolar despliegue todos sus  recursos interpretativos. No lo necesita. Ya es suficientemente  fotogénica. El cine no necesita de tanta exposición. El menos es más es  la principal regla  en la narración cinematográfica, la que mejor le  sienta. Y echo de menos algo de ese cine enfermo de personajes  ensimismados y casi autistas, de frikis extraños, de gente que se siente  extranjera en su propia casa. Algo de eso hay, pero menos de lo que me  gustaría. Parece qu...
Blog de películas, en una época en la que ya nadie lee blogs y donde no se sabe si el cine se seguirá proyectando en salas o sólo en plataformas, tabletas y teléfonos móviles.