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Mostrando entradas de febrero 17, 2008

EL RIO DE LOS MUERTOS

KILOMETRO 31, arranca desde el terror de vertiente oriental (sobretodo nipona) y enlaza su argumento a partir de una leyenda urbana , con otra leyenda rural india mexicana, y la historia colonial. De factura y efectividad muy superior a muchas pelis de Hollywood recientes del género (sobretodo algunos remakes de pelis japos), me resultó sin embargo larga (y eso que dura hora y media), reiterativa y previsible, con un reparto atractivo, un doblaje seguramente acertado y un clima malsano permanente, con el agua como conductor de una maldición (volvemos a la influencia japonesa) que agobia pero no llega a asustar.

LUNA ROJA

Rhona Mitra SkinWalkers enfrenta unas manadas de hombres lobo contra otras, situándolas en mitad de una leyenda india americana apocalíptica. Desde Los Viajeros de la Noche hasta Vampiros de John Carpenter se ha creado un subgénero, el Western Contemporáneo Sobrenatural, con mejores y peores ejemplos como Los Malditos-Vampiros del Desierto-, Vampiros:Los Muertos y la saga de Abierto hasta el Amanecer, entre otros. SkinWalkers es un ejemplo más de esta tendencia. Con las actuaciones de Elias Koteas (enredado en profecías como ya estuvo en Angeles y Demonios la pasada década), Rhona Mitra (confirmándose como actriz fetiche del cine fantástico - Aparecerá próximamente en DoomsDay-, Sarah Carter (de la teleserie Shark y el film D.O.A.:DEAD OR ALIVE) y Jason Behr (de la teleserie Roswell y también protagonista de Dragon Wars, comentada en este blog), entre otros. Curiosamente la peli no abusa de los efectos de maquillaje y aún menos de

LAS GUERRAS DRAGÓN

Dragon Wars es una descacharrante película SurCoreanoEstadoUnidense, de espectáculo impecable y argumento incomprensible y tremendamente infantil. Agradecí dadas sus carencias de guión su falta absoluta de pretensiones y su comedia desmedida, dejando al conjunto un sabor como de "El Imperio del Fuego encuentra a los Power Rangers luchando contra Godzilla" o algo así. Estrenada directamente en DVD en España, las peleas de los helicópteros militares contra los dragones son divertidísimas, sólo superados por los diálogos inconexos de los improbables protagonistas, actores americanos insertados en una temática de estimable cine oriental de serie B. Me gustan los esfuerzos que están haciendo desde Corea por hacer productos exportables y entrañables a partir de su cine de género patrio y sus leyendas populares, como ya demostraron hace unos años con Yonggari (el Godzilla SurCoreano).

SILENCIOS CANTADOS

En los primeros años de la postguerra civil española aconteció un suceso que permanecería en la memoria de Villa Badorco, de Córdoba y de Ciudad Cordura (el triángulo callado) como una leyenda urbana. Un barbero recibió a un cliente a la hora de cerrar el negocio, y pese a ello, le atendió cuando ya tenía bajada la persiana de su establecimiento. Volvió a dejarla bajada una vez entró el cliente, y asi, ocultos a la vista del exterior le cortó el cuello. Luego lo descuartizó y a lo largo de muchos días, para no levantar sospechas, fué lanzando los restos al río. Pero la desaparición del buen señor no pasó desapercibida, y la policía halló al culpable con las manos en los últimos restos de los que se iba a deshacer. Un rastro de gatos hambrientos le había delatado. ¿Cúal fue el móvil del crimen? Se habló de simple robo y también de un culto satánico que exigía un asesinato al azar al que lo profesara, pero son sólo rumores sobre el barbero diabólico de la calle San Pablo. En Sweeny Todd,

RODAJE EN MADRID DE JIM JARMUSCH

Fotos de Ana Rodrigo Ayer domingo, día 17 de Enero, me topé de bruces con Jim Jarmusch y un reducido equipo hispano-estadounidense, rodando una secuencia en las escaleras mecánicas de salida de la Estación de Atocha. Desconozco si era el rodaje de una película o de un cortometraje. Lo que me fascinó fue que rodara como el indy que es, sin acotar el lugar de rodaje, cámara al hombro, y la gente normal pasando a su lado sin saber quién era aquel tipo alto de pelo blanco con pinta de guiri. Esas cosas a veces suceden en Madrid, la vida se mezcla con la ficción como si nada...