
KILOMETRO 31, arranca desde el terror de vertiente oriental (sobretodo nipona) y enlaza su argumento a partir de una leyenda urbana , con otra leyenda rural india mexicana, y la historia colonial. De factura y efectividad muy superior a muchas pelis de Hollywood recientes del género (sobretodo algunos remakes de pelis japos), me resultó sin embargo larga (y eso que dura hora y media), reiterativa y previsible, con un reparto atractivo, un doblaje seguramente acertado y un clima malsano permanente, con el agua como conductor de una maldición (volvemos a la influencia japonesa) que agobia pero no llega a asustar.
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