De una manera extraña,  ayer por la noche,  su imagen final  me provocó un llanto inusitado,  como si llevara aguantando todo el metraje  una gran emoción  por el paso del tiempo, la nostalgia,  la celebración del amor y de la vida  como hacía tiempo  que una película no  me hacía sentir.  Boorman ha hecho una película  anacrónica  de esas que ya no se llevan  con una levedad profunda  propia de un maestro  que hace sencillo lo difícil  hablando de los grandes temas  de la existencia.  Hay comedia surrealista  sensualidad  casi incesto  política  guerra   picaresca  monarquía  cine  teta  no quieres que se acabe  este testmento fílmico  del director de La selva esmeralda.  Sólo por esa cinta, Boorman  se merece entrar en el Parnaso de los Grandes.  Y ésta, sin ser gloriosa, pareciendo pequeña  es enorme.  Ayer no lloraba por ellos ni por Boorman  sino por mí mismo.  Hay películas que son mejores que un psicólogo.  Te sacan la verdad que reside dentro.  Rectifico  Es una pu...
Blog de películas, en una época en la que ya nadie lee blogs y donde no se sabe si el cine se seguirá proyectando en salas o sólo en plataformas, tabletas y teléfonos móviles.