
Di Caprio y Winslet no están a la altura de ls expectativas creadas, porque no dan la edad ni el perfil requeridos para la profundidad de esta herida provocada por la frustración y el roce que aún no ha creado costra en la conviviencia marital. Son demasiado estrellas, y esta peli es un vehículo montado para su lucimiento. Pero no son Richard Burton ni Elizabeth Taylor en ¿Quién teme a Virginia Woolf?, ni Audrey Hepburn y Albert Finney en Dos en la carretera, nisiquiera son Julie Delpy ni Ethan Hawke en Antes de atardecer. Se les ve voluntariosos y muy entregados, pero no son creíbles. Lo que sí gusta es la estética a lo MAD MEN, la fotografía luminosa, los encuadres en esas espléndidas habitaciones de diseño cincuentón y el estilismo de los dos, repeinados y bien maqueaos, como unos Rock Hudson y Doris Day oscuros y neuróticos.
Nada que ya no se hubiera contado antes, y con más ironía y menos pretenciosidad en American Beauty.
*Eso sí, atención al personaje del loco que les escupe la verdad, lo mejor de la peli.
También es interesante el planteamiento del sufrimiento del personaje de la esposa en relación a tener hijos, a quedarse embarazada en un mal momento, a que se vea claramente la opción del aborto como salida a una situación asfixiante, aunque salga mal, aunque se plantee como un suicidio. Personas que se creen libres, pero que viven aplastadas por condicionamientos sociales que aún no han acabado..
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