

Estuve jugando con mi hermano, minutos antes de ver esta película, en uno de esos videojuegos en los que uno mata zombis con unas escopetas de imitación. No sabéis lo que se disfruta, la adrenalina que corre por las venas, se potencian los reflejos y a veces, el compañerismo o la sana/insana competitividad entre jugadores. Pero creo que a estas alturas, sabemos diferenciar la realidad de la ficción.
Quizá lo que más me gusta de esta película no es este tema, sino simplemente la persecución, los actores jadeando, hechos polvo, sucios, heridos, su cobardía, su ansia de supervivencia, sin saber los motivos absurdos, sinque sepamos que hay detrás de la historia aparente. Por una vez, alivia ser uno el que dispara, el que ve la liebre desde lejos...
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