DOG SOLDIERS presentó a Neil Marshall ante el mercado internacional como un nuevo narrador eficaz similar al primer Sam Raimi (el de Evil Dead), tras THE DESCENT, DOOMSDAY le confirma como un heredero con voz propia de la eficacia y falta de complejos de John Carpenter, de la frescura de George Miller en las dos primeras entregas de Mad Max y la crudeza épica y oscura de John Millius en Conan el Bárbaro.
A DOOMSDAY le faltan los prejuicios pacatos "para todos los públicos" que a menudo arruinan un buen proyecto como este, es libre y no oculta su marcada serie B, no aspira a superproducción descafeinada de la temporada. El camino de Marshall creo que entra en una nueva fase ahora: la de continuar en el cine de género como el tozudo e independiente Carpenter o la de abrirse a los grandes estudios (su nombre suena - con criterio acertado- para revitalizar al mencionado bárbaro cimmerio) y plasmar su visión en grandes producciones como ha hecho Sam Raimi. El cine siempre es riesgo.
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