
Emociona esta película, posee cierta épica bélica y de camaradería. Pero esta vez la historia es la nuestra, no la de los americanos y su guerra. Es una película importante para los franceses primero y después para el resto de europeos, es didáctica porque enseña a ponerse en la piel del otro, el musulmán, el árabe, el bereber, todos aquellos que están entre nosotros y que quieren ser nosotros sin perder sus raíces. Es una cuestión de justicia: también Europa se liberó de los nazis con su sangre, con la nuestra española también. Ellos nos piden que apliquemos de verdad nuestros ideales de libertad, igualdad y fraternidad, valores universales que cualquier humano con dos dedos de frente quiere, y que en esta época de relativismo de todo tipo habría que recuperar, en vez de aquellas regresiones conservadoras y nacionalistas que sólo aspiran a los valores cristianos europeos de la edad media, y que sólo es una cara del nuevo racismo.
Este filme no es redondo, peca de simplismo e ingenuidad muchas veces, pero es necesario y se le perdona. Bebe de Salvar al Soldado Ryan y no está mal, porque es una manera de identificar al grupo de protagonistas con nosotros mismos, con los buenos, esta vez no somos yanquis, somos moros, somos franceses moros que quieren ser tratados como los blancos cristianos.
La nueva europa, más allá de sus fronteras nacionales, es la Idea con Mayúsculas.
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