

Quizá sea verdad aquella teoría conspiparanóica que afirma que las canciones de The Beatles fueron compuestas por el filósofo Adorno para crear una verdadera cultura juvenil que separara a las generaciones, preconizara una falsa rebeldía y creara nuevos consumidores de drogas psicotrópicas, además de potenciar una nueva manipulación psíquica en un experimento global. Todos aquellos que juran y perjuran que John Lennon fue un agente encubierto de la CIA, quizá tengan razón. Creo que ese experimento fue un éxito total, y puedo decir abiertamente : - Gran Hermano, yo te amo, como decía John Hurt mirando el televisor en la película 1984.
Proclamo a los cuatro vientos que tengo las canciones de los Beatles grabadas a fuego en mi interior, que soy americano culturalmente hablando, que soy hijo de la nueva cultura juvenil instaurada por el gobierno norteamericano y por Adorno para crear nuevos consumidores para su industria del entretenimiento. Quizá el frikismo, la subcultura pop sea producto de aquel nuevo mundo publicitario, musical y contracultural de los 60.
Esta peli está muy bien hecha, engancha, emociona, integra en la historia las canciones de The Beatles como si estuvieran escritas para la película, y aunque las situaciones y los personajes estén sólo perfilados sin mucha profundidad, describe estupendamente una mitología ya instaurada en nuestro sistema.
Dicen que la estética del videoclip ha hecho mucho daño al cine, yo no lo sé porque soy hijo del clip musical y de la MTV y sus imitadoras. Sólo sé que la obertura del principio de esta cinta es genial. Por momentos, me recuerda a la anterior Moulin Rouge, palabras mayores del cine musical. Sin llegar a su altura, ésta entretiene y hace ver el poder de la música y las letras simples y bellas de Los Beatles. Estoy hermanado con mi padre por la música pop de orígen anglosajón, por el cine de los 60,70 y 80, no puedo rechazar algo que me ha producido tanto placer. Gracias, Adorno. Gracias, Big Brother.
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