
Disfruto de cada cita anual con la saga SAW como de una tradición. Puzle ha evolucionado en un villano maquiavélico que recuerda a Fu Manchú y al Profesor Moriarty, y sus elaborados planes y contraplanes con forma de juego de pura filosofía moral son de una complejidad inhumana y metacinematográfica autoreferencial (toma palabros), ya que el maestro de marionetas definitivo de este juguete afilado es siempre el guionista, que nos sirve un plato digno sucesor del Giallo más pulp y fatalista. En esta quinta entrega asistimos al aprendizaje del segundo (¿ o quizás primero?) aprendiz secreto de puzle y una red de intrigas gore que sabemos no van a terminar bien, sino mejor. Una sugerencia, esperad hasta el final de los créditos finales. Yo no lo hice y sospecho que puede haber alguna sorpresa, porque...¿ qué hay dentro de esa maldita caja?
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