Quedé atrapado anoche ante el televisor. No lo ví venir. Alrededor de la medianoche estaba en el sofá,bajo mi mantita y a punto de caer dormido después de una buena lectura, cuando en un afán por no desfallecer cojí el mando a distancia y encendí la tele. Pasé rápidamente por los distintos canales con poca esperanza de mantener encendido el aparato más de algunos minutos, cuando encontré los ojos azules de Franco Nero mirándome de frente, furiosos. Parecía un western italiano corriente, pero en pocos instantes me hechizó.
El color, la realización, las interpretaciones, eran actuales, no tenían nada que envidiar a lo último de Robert Rodríguez, Quentin Tarantino o John Carpenter,..y la música; La música era un grito de dolor. La banda sonora de Maurizio & Guido De Angelis se une a las imágenes de forma inseparable y nos canta la pasión de un mártir en el oeste, Keoma.
La historia es simple, un pistolero mestizo, Keoma, vuelve a su pueblo natal para liberarlo y redimirlo de la peste y el dominio de un señor de la guerra. En una aventura nihilista, Keoma redimirá a su propio padre y a su mentor, George, interpretado por Woody Strode, el Sargento Negro de John Ford y el mayor oponente de Espartaco. Ambos morirán salvajemente luchando, ...increibles los gritos agónicos de George recibiendo disparos y atacando al tiempo.
Cuando el mal de la peste comienze a ser vencido gracias al mestizo, éste recibirá a cambio el desprecio de su pueblo, y la crucifixión a manos de sus hermanastros renegados, erigidos en fariseos salvadores del futuro de la ciudad, que culparán de todos los males de corrupción existentes al hijo pródigo, al mestizo Keoma.
La vieja india (¿su propia madre, Maria?) se confunde delirios con su amada embarazada (¿Magdalena?)en la inquietante mirada de Olga Karlatos,..y Keoma matando, rodeando de plomo y sangre el parto de una esperanza , de un mesias para su salvación personal, está abocado a la tragedia y desemboca en un final inmejorable: el redentor irredento, cabalgando como un jinete furioso y salvaje, atormentado y preso ya para siempre de su ira.
Soñé una vez con un final similar para un western, un protagonista abocado al fatalismo que terminaría aún peor de lo que empezó, entregado ya para siempre a su lado oscuro, alejándose en el desierto como Mad Max tras perder a su familia, mientras comienza a sonar The Unforgiven de Metallica de fondo..igual que Keoma, con su tema musical rasgado, cantando su ira y abandonando toda esperanza para siempre.
El color, la realización, las interpretaciones, eran actuales, no tenían nada que envidiar a lo último de Robert Rodríguez, Quentin Tarantino o John Carpenter,..y la música; La música era un grito de dolor. La banda sonora de Maurizio & Guido De Angelis se une a las imágenes de forma inseparable y nos canta la pasión de un mártir en el oeste, Keoma.
La historia es simple, un pistolero mestizo, Keoma, vuelve a su pueblo natal para liberarlo y redimirlo de la peste y el dominio de un señor de la guerra. En una aventura nihilista, Keoma redimirá a su propio padre y a su mentor, George, interpretado por Woody Strode, el Sargento Negro de John Ford y el mayor oponente de Espartaco. Ambos morirán salvajemente luchando, ...increibles los gritos agónicos de George recibiendo disparos y atacando al tiempo.
Cuando el mal de la peste comienze a ser vencido gracias al mestizo, éste recibirá a cambio el desprecio de su pueblo, y la crucifixión a manos de sus hermanastros renegados, erigidos en fariseos salvadores del futuro de la ciudad, que culparán de todos los males de corrupción existentes al hijo pródigo, al mestizo Keoma.
La vieja india (¿su propia madre, Maria?) se confunde delirios con su amada embarazada (¿Magdalena?)en la inquietante mirada de Olga Karlatos,..y Keoma matando, rodeando de plomo y sangre el parto de una esperanza , de un mesias para su salvación personal, está abocado a la tragedia y desemboca en un final inmejorable: el redentor irredento, cabalgando como un jinete furioso y salvaje, atormentado y preso ya para siempre de su ira.
Soñé una vez con un final similar para un western, un protagonista abocado al fatalismo que terminaría aún peor de lo que empezó, entregado ya para siempre a su lado oscuro, alejándose en el desierto como Mad Max tras perder a su familia, mientras comienza a sonar The Unforgiven de Metallica de fondo..igual que Keoma, con su tema musical rasgado, cantando su ira y abandonando toda esperanza para siempre.
Comentarios
Analiza los dialogos.