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TUSK : Los frikis también envejecen y maduran

Creo que Kevin Smith está en el buen camino para hacer algún día una obra maestra, o una película que se le acerque. Es lo mismo que pienso de Álex de la Iglesia, de Guillermo del Toro y de otros directores de su generación. Creo que el peor enemigo de Smith es él mismo y su universo geek o friki. Se ha hecho mayor, como todos, y lo que pide el cuerpo es que cuente historias más adultas, aunque sean de género, pues éste es un buen vehículo para hablar de la condición humana.

Tusk es el Ciudadano Kane (autoconsciente, pienso) de Kevin Smith. Desde el nombre figurado del villano, Howard Howe, que suena parecido a Howard Hughes, en el que se basó Orson Welles, al amor por la radio, en su versión moderna de podcast, del protagonista y del director, como medio para contar historias.
Porque, ¿qué es al fin y al cabo Tusk, sino una historia contada que acaba devorando o transformando al cuentacuentos?. Esta película es la historia más enferma y triste que ha filmado este realizador. Desasosegante, madura en su inmadurez aún adolescente, aunque navega entre dos tonos, la comicidad paródica y el drama más apabullante. Génesis Rodríguez lo hace muy bien, porque representa a su manera ese tono tragicómico exagerado de los culebrones latinos. (Genial esa escena en la que esta chica parece hablar, entre lamentos y lloros, a la cámara, como si fuera un vídeo del youtube, aunque se está dirigiendo a un personaje familiar..)


Y el psicópata, muy bien interpretado por Michael Parks, es el contador de historias por naturaleza, reales o inventadas, da igual. En una era pre-internet, el abuelo que te contaba recuerdos y batallitas de tiempos pasados y semiolvidados, seguía atrayendo y estimulando la imaginación de sus nietos. Bueno, en estos tiempos, eso no ha sido aún superado por ninguna red social.

A partir de una noticia absurda, comentada de forma gilipollesca por Smith y sus colaboradores, surge esta película, que es la transformación de un personaje verdaderamente estúpido en algo real y nada banal, aunque sea a través de una gran putada.
Y queda la reflexión, quizá demencial, pero lúcida del villano :
- ¿Quién querría ser humano pudiendo ser una morsa?

(Creo que a Kevin Smith le podría gustar el toreo, como le gustaba a Hemingway, también presente de alguna forma en esta película. ¿Por qué lo digo?. Vean la película y el final liberador del psicópata)

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