Cuando estoy en la cinta de correr dándolo todo, me vienen a la mente ideas para películas, casi siempre épicas y más grandes que la vida, pues considero que el cine debe transportarte a otros mundos o potenciarte las emociones. Tengo una sobre la conversión al islam de un occidental, de un español, y el proceso que le lleva a ingresar en las filas de ISIS, con un estilo similar a la serie Homeland o a la película La noche más oscura. Las películas de Kathryn Bigelow son una inspiración por su ritmo y su estilo visual. En esta historia, no juzgo al personaje. Se ve como va abandonando su vida anterior en crisis, como busca llenar el vacío con los valores de su nueva religión, y como imanes fanáticos y manipuladores (y sobretodo una mujer, una femme fatale con hijab de la que se enamora), le llevan a luchar en Siria con los yihadistas psicópatas. (Es como Homeland al revés, siguiendo el hilo argumental de lo que me hubiese gustado que hubiera sido la tercera y cuarta temporada de esta serie). Llega un momento, en el que el protagonista, el ex-marine americano convertido al islam, se abandona a su destino y decide entregarse para morir ejecutado en Irán, distanciándose de su amor imposible con la agente de la CIA Carrie. Parece alcanzar la paz espiritual. Esa secuencia, junto con el atentado brutal en el cuartel de la CIA del final de la segunda temporada, cuando el agente mayor judío amigo de Carrie, entona un cántico religioso en hebreo, una oración por los caídos, es lo más emocionante de la serie.

Damian Lewis, Homeland
Damian Lewis, Homeland

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