
Sam Shepard (CORAZÓN TRUENO, BLACK HAWK DERRIBADO) y Nicolaj Coster Waldau (Jaime Lannister en JUEGO DE TRONOS, aparecido también en BLACK HAWK DERRIBADO y en la serie NEW AMSTERDAM que protagonizó) son Butch Cassidy en BLACKTHORN: SIN DESTINO, un western de impecable factura, sin duda de los mejores de este año pese a no ser norteamericano (a lo cual ayuda sin duda que Hollywood produzca muy pocos westerns cada temporada, aunque normalmente de una calidad estimable).
Este ejercicio de estilo romántico e intimista parece más próximo en sus influencias al recordado Sydney Pollack que tal vez al referente clásico que George Roy Hill culminó en DOS HOMBRES Y UN DESTINO, aunque también haya algo de secuela bienintencionada y apócrifa de aquella en BLACKTHORN.
Pese a algunos puntos flacos importantes, como a la no del todo creíble y conseguida amistad entre Cassidy y Eduardo (Eduardo Noriega), el film tampoco chirría por ello y destaca en muchos otros sin estridencias ni resultar sobresaliente, pero Sí muy recordable y digno de una visita a las salas de cine, dado el espectáculo crepuscular que propone y se desarrolla en una impresionante Bolivia, repleta de pistoleros indígenas (y pistoleras) que acosan a los fugitivos.
Stephen Rea hace un pequeño papel, que sin embargo enriquece y complementa muy adecuadamente la historia pese a su aparente ligereza, aunque puede resultar en algunos detalles un poco extraña para el espectador curtido dadas las pequeñas incongruencias que pueden siempre asaltarnos desde un flashback traidor aunque lucido.
El personaje de la amiga indígena de Blackthorn/Cassidy y sus momentos en común son también uno de los pequeños hallazgos de la cinta, así como las canciones populares gringas que este canta y ayudan a subrayar ese estilo de cine americano de otras décadas, como también sus momentos con Sundance Kid y el tolerante amor de ambos por la misma mujer , con despedidas en andenes ferroviarios incluidas.
Resulta curioso que cuando la sombra de Sergio Leone, y por extensión de Clint Eastwood se hace aún gozosamente patente en el western y el cine de acción producido en los Estados Unidos, una coproducción Hispano-franco-boliviana remita a unas formas diferentes, más propias de los grandes estudios de otro tiempo (sin despreciar a Leone tampoco, ya que allá donde veas un poncho verás a su pistolero sin nombre), si bien es cierto que incluso en el western nacional producido hace décadas en España con rotundidad no todo era el estilo polvoriento e innovador (entonces) que impusieron los realizadores italianos en Almería, sino también había otras muchas y menos recordadas fórmulas que se aplicaban en la abundante producción.
Ahora BLACKTHORN en su promoción parece reivindicarse en los medios como una rareza del cine autóctono, pero hay que hacerlo también si acaso como una muestra de un género universal que forma una parte muy característica de nuestra filmografía.
Siendo películas muy distintas en todos sus aspectos, hay algo en BLACKTHORN: SIN DESTINO que me recuerda a la ochentera (y por ello mucho más insólita, dado su éxito comercial cuando el western era considerado veneno para la taquilla) ARMA JOVEN 2: INTRÉPIDOS FORAJIDOS, tal vez por tratarse de otra crónica sobre la muerte y resurrección legendaria de un forajido de leyenda. Mucho más, en todo caso que a la reciente EL ASESINATO DE JESSE JAMES POR EL COBARDE ROBERT FORD, sobresaliente pero de un transfondo sicológico que la distancia de cualquier otra propuesta que pueda recordar.
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