No tenía muchas expectativas con esta película. Pensaba que era un trasunto de 2001 mezclado con Saturno 3 (como bien compara Eiyeljasel en una crítica anterior: "Mar de luna"), Solaris y demás películas de astronautas enfrentados al delirio provocado por el VACÍO. Al principio le cuesta arrancar, diría que casi aburre en el primer acto, pero cuando surge el conflicto, el detonante, la peli es ya otra cosa. A veces, este nuevo Gary Oldman (me recuerda tanto a él)que se llama Sam Rockwell, roza el ridículo, pero lo hace tan bien, borda esos personajes que están en distintas etapas de la existencia, los hace tan diferentes siendo tan iguales. Es una película que consigue, que mientras la estás viendo, parezca que lo anormal es trivial, y da una nueva vuelta de tuerca, un paso más en la psicología (totalmente humana)de estos personajes. Y el robot, qué maravilla. Te planteas varias hipótesis sobre él, ¿sabe más de lo que parece?,¿lo desencadena todo?, o ¿sólo protege?. Pero como no quiero revelar nada trascendente, me iré a la fábula que yo creo marxista.
Mi teoría es que la película también es una metáfora del trabajador de una multinacional privada. El robot sería una especie de mediador, un intermediario del comité de empresa, que en ciertos momentos, se pone de parte del trabajador. Los empleados sienten que los de la central les ocultan información, y sobretodo, que su propia existencia, está creada y condicionada en aras de la máxima productividad. Un sistema laboral y empresarial que relega lo humano en pos del beneficio absoluto, fuera de toda ética y moral, pero que no puede controlar del todo a la misma esencia del ser humano, el amor, la familia, el apego al otro.. ¿Qué es lo que nos hace humanos?. ¿Poder tomar decisiones creativas y trascender la programación?. Llega un momento en el que los personajes, ambos peones de una cadena de trabajo infernal, se unen y planean, incluso se sacrifican por el bien común. Es una película grande que no lo parece. Diría que me recuerda más a uno de esos inmensos episodios de En los límites de la realidad, que solían acabar con la locución de un narrador omnisciente, que de forma poética, resumía el leit motiv del episodio.
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