Tras el muy feo título de LOS HOMBRES QUE NO AMABAN A LAS MUJERES (mejor MILLENIUM I ) hay una película (no conozco la novela original) de una dureza expeditiva desagradable pero necesaria para la descripción de personajes, que conectan con facilidad con el público (al menos en la atestada sala de cine donde me encontraba) por un carisma apoyado en sus desdichas y una inteligencia que les lleva a hurgar al corazón de las tinieblas.
He leído que la película es en realidad una serie de televisión estrenada en las salas, sin embargo tiene una factura cinematográfica (con la habitual profusión actual de primeros planos del género, eso sí) y el devenir de la historia no delata lagunas ni cortes extraños, más bien al contrario se toma su tiempo -afortunadamente- para explicarse.
A continuación, contra la tendencia habitual de este blog, algún ligero Spoiler:
Pese a su aparente oscuridad -evidente- y nihilismo de cine negrísimo, es en realidad una película positiva y optimista, de final cerrado,un adecuado entretenimiento en el que los misterios se resuelven, los presentes y ausentes obtienen justicia, y el desenlace se aleja por tanto de la realidad, que no de la credibilidad y la adecuada coherencia. Porque en la vida real no son los asesinos los que mueren chillando abrasándose, sino sus víctimas, y , como decía Nicholas Cage en EL SEÑOR DE LA GUERRA, el mal prevalece.
He leído que la película es en realidad una serie de televisión estrenada en las salas, sin embargo tiene una factura cinematográfica (con la habitual profusión actual de primeros planos del género, eso sí) y el devenir de la historia no delata lagunas ni cortes extraños, más bien al contrario se toma su tiempo -afortunadamente- para explicarse.
A continuación, contra la tendencia habitual de este blog, algún ligero Spoiler:
Pese a su aparente oscuridad -evidente- y nihilismo de cine negrísimo, es en realidad una película positiva y optimista, de final cerrado,un adecuado entretenimiento en el que los misterios se resuelven, los presentes y ausentes obtienen justicia, y el desenlace se aleja por tanto de la realidad, que no de la credibilidad y la adecuada coherencia. Porque en la vida real no son los asesinos los que mueren chillando abrasándose, sino sus víctimas, y , como decía Nicholas Cage en EL SEÑOR DE LA GUERRA, el mal prevalece.
Comentarios