
Hay una manera, muchas maneras de defender la belleza contra todos los inconvenientes. Hay civilizaciones, culturas, pueblos que nos llevan siglos de adelanto o de atraso en esto, según se mire.
Tenemos aquí una idea estereotipada de los pueblos del cáucaso y de asia menor. Se nos ha olvidado la poética de la vida nómada y del amanecer en el cruce de caminos.
Quién fuera en un caravasar (ahora).
Rostros ajados y cómicos, gente sencilla entre fronteras, los kurdos.
Un músico mítico reúne a sus hijos, una tropa, y se los lleva en un viejo autobús prestado en dirección al norte de Irak. Por el camino busca a la cantante legendaria, la que habita exiliada en una aldea de mujeres-ruiseñor. Se topa con todos los obstáculos político-policiales habituales en aquella confusa zona.
- Si no conoces la belleza del canto kurdo-persa, no hables más.
Una chica joven puede hacer resucitar a los muertos con su voz..
Oda a la Muerte cercana, más centroeuropea, latina y balcánica que asiática, porque los kurdos son de los nuestros. Quiero decir, indoeuropeos sin patria que escriben su idioma en caracteres árabes, latinos o cirílicos, según donde les toque la división y el muro.
Tratamiento muy cercano a los personajes algo lunáticos de las películas serbo-croatas, pero con la sabiduría y el matiz persa, los caminos polvorientos y la estepa tan cerca.
Imágenes poderosas, soñadas, del mismo director, Gohmadi, de Las tortugas también vuelan.
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