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O JERUSALEM, SI ME OLVIDO DE TI..


Ojalá pudiéramos olvidarnos ya de Jerusalén, del problema de Oriente Medio y de esa eterna guerra de desgaste que lleva 60 años ensangrentando la zona.
Esta película basada en el best seller de Larry Collins y Dominique Lapierre se queda corta, muy insuficiente, excesivamente televisiva, quizá por la falta de medios de una coproducción europea. Es todo muy esquemático, personajes y situaciones, aunque se agradece el intento de imparcialidad, que no me queda tan claro. Porque en realidad, el personaje principal es un americano judío, que sin quererlo, se ve involucrado en la lucha por crear el estado de Israel. No se comprenden muy bien, si era un hombre de paz, las razones que le llevan a pringarse y a batallar intensamente por la causa sionista. Esto si se explica en el personaje de Saïd, el árabe palestino amigo suyo que se decanta por la causa de su pueblo contra la creación de Israel. Obviamente, los palestinos no querían un nuevo estado en sus tierras, ni que los echaran de su país, con lo cual su estrategia se comprende desde el principio, recabar apoyos en el resto del mundo árabe, el uso del terrorismo, etc.. Pero las razones del americano son ambiguas. Se entiende el papel de Ben Gurión, de Golda Meir, etc.., políticos y líderes militares y casi religiosos que tienen muy claro que los judíos del mundo necesitan un estado, una nación, y que debe estar en el territorio de la antigua palestina judía y romana, y que van a hacer todo lo posible para crearlo con las armas. La determinación judía es muy clara, lo quieren hacer caiga quien caiga y como sea, apenas sin armas, echando mano de grupos extremistas judíos, alistando para la guerra contra los árabes nada más desembarcar a emigrantes judíos que llegan de la URSS y otros estados del este. Me da la sensación de que es esto lo que se cuenta, más que las circunstancias objetivas que desarrollaron el conflicto actual. Se narra la hazaña épica, voluntariosa, aunque no inocente ni bienintencionada, de crear un estado judío con el apoyo implícito de Occidente, sobretodo de Estados Unidos, y de unos cuantos judíos con muchas ganas. A los árabes les tocó aguantarse, ya que, aunque unidos eran una fuerza militar más poderosa y podrían haber destruido ese estado incipiente, no se atrevieron a desafiar a la Sociedad de Naciones, ni a occidente en general, además de que tampoco hicieron suya la causa palestina ni siquiera con la mitad de ganas que la que tenían los judíos por crear su propio país allí. La película deja claro que no es una cuestión religiosa, porque son culturas y religiones muy próximas entre sí, sino puramente política y territorial. Pero fallan los personajes, a los que quieren hacer símbolos individuales de pueblos enteros, y así rozan el ridículo. La historia cinematográfica siempre tiene que resultar creíble por encima de la intención o el mensaje teórico global, la narración debe funcionar más allá del contexto específico, la época, etc.. Y eso es lo que falla aquí. Quizá Éxodo sea una película mucho más redonda, y eso que era bastante parcial y subjetiva.

** En Oh Jerusalén, ya se cuenta la resolución de la Sociedad de Naciones, en la que se pedía que se crearan dos estados en el territorio de la antigua palestina británica, asunto que todavía no ha finalizado satisfactoriamente. Israel no ha querido nunca tener un verdadero estado palestino a su lado, y ha creado a su gusto un estado fragmentado en Cisjordania y Gaza, a los que puede aislar y asolar cuando le da la gana. Los árabes palestinos tampoco se han caracterizado nunca por la unión ni por la coherencia. Han perdido mucho apoyo externo por el uso del terrorismo indiscriminado, aunque tampoco hay que olvidar el uso del terrorismo de las milicias sionistas contra los británicos y los árabes en las décadas de los 30 y 40. Mientras Occidente ha apoyado la creación y el mantenimiento de un estado judío moderno, bien armado y con instituciones más o menos fuertes, los estados árabes han sido incapaces de sostener un estado palestino moderno y fuerte. Les han apoyado con recursos logísticos, bases en la época de la OLP, armas para sus grupos, pero no para crear un estado-nación. Ha tenido que ser Europa quien inyectara dinero para crear infraestructuras que después Israel destruía en función de su particular guerra contra Hamás, Hezbolá, Al´Fatah, la OLP, etc..
Además, Israel, ha llevado una política expansionista en Líbano, Egipto y Jordania, que ha provocado guerras con esos tres países en distintos periodos de su corta historia.
Ninguna de las partes ha ayudado nunca a alcanzar una paz duradera. Israel debe conformarse con el territorio conseguido y retirar a los colonos de tierras árabes, y los palestinos deben conseguir, con ayuda árabe, europea y americana, afianzar sus instituciones, democráticas o no, para conseguir un país viable, si es que esto le ha interesado alguna vez a los líderes políticos árabes, que lo dudo.
También ayudaría que Israel no fuera una isla de cultura occidental en la zona, sino que se involucrara culturalmente con los países cercanos, que luche por ser aceptado en la zona, ya que no hay marcha atrás después de 60 años transcurridos desde su creación.
Los gobiernos israelíes no pueden seguir tratando con superioridad racista a los árabes, sino como parte de ellos mismos. Si un judío sabe como ha sido discriminado su pueblo en diferentes sitios y épocas, lo justo sería que no discriminara a los árabes, claro que esta reflexión es cristiana, la tercera cultura en aquella zona, y el cristianismo intenta ser mediador, pacificar, tener sentido común. Quizá el Occidente cristiano quiso limpiar su mala conciencia con los judíos, regalándoles Palestina. Quizá los cristianos crearon el problema y ahora no saben como resolverlo. Es otra visión del asunto.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
i think you add more info about it.
Ultimate ha dicho que…
En una peli también pienso que la realidad debe adaptarse a la narración y sensibilidad cinematográficas.

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