
Voraz monstruo mutante contra humilde familia anónima. Creo que es una síntesis válida de la historia. Y así, sin adornos moralistas ni apologías morales de la familia como modelo de sociedad ni chorradas semejantes, se nos cuenta cómo la disfuncional familia protagonista se une y enfrenta al bicho y al sistema administrativo militarizado que primero les ignora y después les persigue por salirse del redil y hacer lo único importante, salvarse e intentar arreglar el problema. Todo ello narrado con estupenda vis cómica (tragicómica en la mayoría de las escenas).
Todo ello con unos héroes del todo imperfectos pero más humanos. Hermoso el sentimiento de culpabilidad, la tristeza y la amargura delante de un bol de fideos, sabiendo que falta alguien a la mesa, que estará perdido, hambriento y asustado. Y el consuelo y esperanza que les conforta y da fuerzas para continuar la búsqueda de la persona perdida. Ésa es la auténtica arma de los olvidados contra la bestia, no los inútiles esfuerzos de unos gobiernos entregados a la desidia y el interés.
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