Hoy he estado reflexionando sobre la serie Homeland y su estudiada ambigüedad. Me quedo con la conversión al Islam de su protagonista, su yihad interna y su deseo de morir en la última temporada, cuando consciente de que lo ha perdido todo, a su hija, a su mujer, cuando comprende que el amor de la agente loca de la CIA no le basta, entonces es cuando se entrega a la muerte en Irán como un cordero. Es un sarcasmo que la agente de la CIA quiera recordarlo como un héroe patriota. Disfruté como un enano cuando hacen estallar el cuartel general de la CIA, matando a cientos de agentes. Y cuando convierten al viejo espia judío en director de la CIA. Esa oración por los muertos en hebreo no tiene precio. Y al final, este colabora con su topo iraní para que maten al soldado americano converso. Brillante e inquietante al mismo tiempo. Hace tiempo, vi en un Alcampo un libro que relataba las historias de occidentales que se habían convertido al Islam en Yemen, y no porque hubieran sido captados, sino por puro convencimiento. Hastiados de sus vacías vidas, habrian visto el Islam como fuente de valores humanistas.
Otro día hablaré sobre mi teoría de que el Islam es la evolución teológica coherente del judaísmo. Israelíes, evolucionad y se acabará la guerra..
Otro día hablaré sobre mi teoría de que el Islam es la evolución teológica coherente del judaísmo. Israelíes, evolucionad y se acabará la guerra..

Comentarios