
La trayectoria como productor de Santiago Segura se antoja un poco más arriesgada e interesante que su carrera como director, restringida hasta hoy a la rentable saga de Torrente. Segura es uno de los responsables de TRES60, un thriller teen de misterio que bien podría ser yanqui aunque no pierde su identidad local.
Es la historia de un surfero católico de familia bien y sus indagaciones, aventuras y romance en pos de desenmascarar una trama urdida por villanos del calibre de Joaquim de Almeida y Geraldine Chaplin, que en una única escena clava un papel distinto y andrógino, que recuerda estéticamente a un reverso oscuro del conocido Charles Chaplin, aunque solo sea por parecido físico.
De factura impecable, la historia es entretenida y se sigue con interés, apoyada en la música de Roque Baños y en unos giros del argumento que desembocan en un desenlace inesperado y demasiado precipitado, más efectista que efectivo.
Una de esas pelis que pienso deberían hacerse más pero que en realidad no suelen funcionar bien en taquilla para sus pretensiones comerciales ni tampoco resultar del todo redondas, al no proponer una historia de terror puro, que sí suelen tener (por fortuna) mayores posibilidades de éxito.
Una de tantas películas que dentro de unos años resultaran probablemente rarezas a redescubrir.
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