El agente de la CIA que ha filtrado el cyberespionaje de los servicios secretos de Obama a los ciudadanos mediante internet y las redes sociales, declaró que lo único que le preocupaba, era que una vez dado a conocer esto a la población, nada cambiase. El problema es que me temo que nada cambiará, por mucho que esta información haya cambiado la imagen que la gente tenía de Obama. En los últimos tiempos, compruebo que por más que conocemos la realidad de las cosas, menos nos importa, pues tener más conocimiento no nos hace más libres ni soluciona nuestros problemas inmediatos. (Siempre he dado por hecho que la CIA, el FBI y nuestro gobierno nos espía por aquí, y que quizá ahora mismo, un agente melenudo y guay, como el Ben Affleck de Argo, está leyendo estas palabras,,) Además, ¿no resulta curioso que el tío australiano de Wikileaks haya tenido que pedir asilo político a Ecuador y que el militar americano que filtró los cables esté en espera de juicio? Las personas que luchan por la transparencia y la democracia son tratados como delincuentes, y los malos son los que nos gobiernan. Qué lejos queda la realidad de películas como Argo ó La Noche más oscura, donde los villanos son el gobierno iraní u Osama Bin Laden, por cierto, ambos anteriormente apoyados y formados por el espionaje norteamericano.. Los americanos nos mandan a una pareja gay del "poder rosa" demócrata a la embajada estadounidense en Madrid, con la misión, entre otras tantas, de defender el cine americano de la piratería. Viendo "Argo", entiendo la unión patriótica de Hollywood con los intereses político-económicos de su gobierno. Los compramos en un paquete : Mcdonalds-Obama-Tom Cruise. Creo que va llegando la hora, como hicimos anteriormente con el tabaco, de ir obstaculizando comercialmente la entrada de productos americanos para salvaguardar la producción cultural europea, porque constato que el cine español, entre otras industrias culturales, ya va camino de la desaparición, empujado al desastre por la derecha española, aliada con EEUU y sus lobbies económicos. Si no, ¿quién paga a Aznar?
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