Antes de todo, decir que me encantan las adaptaciones a tv y cine de las obras de Stephen King, incluso las más locas y caóticas. Tengo debilidad por las casas encantadas, los sótanos oscuros, los altillos inquietantes, los asesinos natos y los frascos llenos de fetos muertos. Un guionista demente ha tomado todos esos elementos y ha hecho un revoltillo, y lo ha lanzado contra personajes que van a vivir rodeados por el mal rollo a cada minuto, sin descanso. Posesiones, asesinatos, satanismo, vecinas inquietantes de pasado oscuro, asesinos en serie, un género americano en sí, que desde los 70 ha
poblado el cine de todo el mundo con lo peor del ser humano. Claro que esta serie engancha. ¿Cómo no va a seducirnos tantos ingredientes de horror pasados de rosca? Lo raro es que no quieras ver el siguiente capítulo, si aguantas el ridículo. De todas formas, Lost rompió todas las reglas no escritas de la elaboración de un guión televisivo. A partir de ahí, todo vale. Y en el terror, aún más.
Blog de películas, en una época en la que ya nadie lee blogs y donde no se sabe si el cine se seguirá proyectando en salas o sólo en plataformas, tabletas y teléfonos móviles.
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