En un mundo sin cine como en el que ya vivimos, películas como The Artist pueden evitar suicidios o asesinatos en masa. Dicen que el arte es curativo. Compruébalo si te sientes depresivo alguna vez: Ve a ver Cantando bajo la lluvia, saldrás nuevo. Todo aquel que ame las películas, apreciará The Artist, porque ya es un convencido. Los conversos también serán bienvenidos. Pero a los indiferentes no les dirá nada, se aburrirán como ostras e irán raudos a la sala de la peli en 3D.
The Artist es rabiosamente postmoderna porque es autoconsciente. Está hecha ahora, cuando el cine ya no es un arte jóven. Juega con el metalenguaje creado, podría ser como ¿Quién engañó a Roger Rabbit?, dibujos animados que se intuyen personajes de un arte antiguo, que reflexiona sobre la vida, mejor siempre que ésta. Con el sonoro surgió no sólo un estilo de interpretación más naturalista, sino temas más costumbristas. El medio es el mensaje, la forma es el contenido. El cine mudo, el blanco y negro, la interpretación gesticulante y exagerada, es como ir a un teatro romano a ver una obra teatral clásica de mitos griegos. Sólo que quien los realiza, quien los escribe e interpreta, es un ser humano de este tiempo, que habla de las carencias y deseos de su contemporaneidad. Si las mejores películas mudas y del principio del sonoro, (ojo, Cantando bajo la lluvia también habla de la transición del mudo al sonoro) se realizaban en Hollywoodland para entretener a un público deseosos de escapar de las dramáticas condiciones de vida del crash del 29, la repetición de este contexto trágico-social en el año 2012, con una población mucho menos ingénua que entonces, más habituada a no soñar ni a evadirse con cualquier cosa, hace más duro y complicado que una película como The Artist cumpla la misma función que sus originales homenajeadas en aquella época primigenia. No lo pretende tampoco. Podría haberse quedado en el simple homenaje, pero nos habla también a cada uno de nosotros. ¿Seguiremos buscando ver la belleza, el amor, el drama y la comedia reflejados en la pantalla, sabremos todavía reír y llorar, emocionarnos e indignarnos viendo una película?. Nunca antes, había sido tan consciente de la desaparición de un estilo de vida, de la llegada del principio de la barbarie. Vivimos en guerra. Necesitamos más que nunca ver Cine.
The Artist es rabiosamente postmoderna porque es autoconsciente. Está hecha ahora, cuando el cine ya no es un arte jóven. Juega con el metalenguaje creado, podría ser como ¿Quién engañó a Roger Rabbit?, dibujos animados que se intuyen personajes de un arte antiguo, que reflexiona sobre la vida, mejor siempre que ésta. Con el sonoro surgió no sólo un estilo de interpretación más naturalista, sino temas más costumbristas. El medio es el mensaje, la forma es el contenido. El cine mudo, el blanco y negro, la interpretación gesticulante y exagerada, es como ir a un teatro romano a ver una obra teatral clásica de mitos griegos. Sólo que quien los realiza, quien los escribe e interpreta, es un ser humano de este tiempo, que habla de las carencias y deseos de su contemporaneidad. Si las mejores películas mudas y del principio del sonoro, (ojo, Cantando bajo la lluvia también habla de la transición del mudo al sonoro) se realizaban en Hollywoodland para entretener a un público deseosos de escapar de las dramáticas condiciones de vida del crash del 29, la repetición de este contexto trágico-social en el año 2012, con una población mucho menos ingénua que entonces, más habituada a no soñar ni a evadirse con cualquier cosa, hace más duro y complicado que una película como The Artist cumpla la misma función que sus originales homenajeadas en aquella época primigenia. No lo pretende tampoco. Podría haberse quedado en el simple homenaje, pero nos habla también a cada uno de nosotros. ¿Seguiremos buscando ver la belleza, el amor, el drama y la comedia reflejados en la pantalla, sabremos todavía reír y llorar, emocionarnos e indignarnos viendo una película?. Nunca antes, había sido tan consciente de la desaparición de un estilo de vida, de la llegada del principio de la barbarie. Vivimos en guerra. Necesitamos más que nunca ver Cine.
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