
No suelen gustarme las historias que edulcoran la realidad desde un idealizado más allá, como MAS ALLÁ DE LOS SUEÑOS o GHOST. Suelen ser visualmente hermosas y fácilmente conmovedoras, pero demasiado engañosas o manipuladoras en lo dramático e incluso en resolver su argumento. Prefiero, sin que me entusiasmen tampoco, films que ofrecen su espiritualidad fantástica desde una perspectiva más cercana, como ROMPIENDO LAS OLAS o SEÑALES. Sin embargo, contradictoriamente entre mis pelis favoritas se encuentran la reciente INVISIBLE de David S.Goyer, remake de un film europeo que adaptaba una novela con algún punto en común con GHOST, y CRIATURAS CELESTIALES, de Peter Jackson, que narraba con singular sensibilidad y sentido de la fantasía la amistad de unas chicas que desemboca en un suceso terrible.
Un tono similar, tal vez incluso más pausado y cómplice es el que Jackson imprime a THE LOVELY BONES, adaptación de la novela Desde Mi Cielo. Lo que me resulta interesante de su narración es como engarza momentos donde las miradas y los pequeños gestos lo dicen todo con un estridente silencio, en una calma explosiva que desgrana por ejemplo las sospechas y reveladoras certezas de la familia Salmon sobre el asesino, tan intuitivas como afortunadas. Puede establecerse el debate sobre el hecho que no se muestre el crimen tal cual, la protagonista no es consciente del mismo durante un tiempo. Si se debe al buen gusto, a no distraer al espectador de lo que se pretende contar o a la manipulación más evidente (no llegamos a saber si hay abusos sexuales, por ejemplo). Con todo, las escenas del limbo donde la pequeña protagonista habita se tornan tal vez un poco excesivas y reiterativas hasta casi lo innecesario una vez avanzado el metraje, o al menos me resultan más interesantes las vidas posteriores de su familia (o incluso del asesino), que esa supuesta justicia poética que se propone desde el más allá. Aún así, la efectividad e impacto que la historia persigue en el espectador se cumplen de sobra, con lo que puede decirse que el film es coherente con sus objetivos, dejando un poso agridulce que tardará en diluirse, apoyado en la mirada limpia y poderosa de Saoirse Ronan.
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