La nueva versión de NOCHE DE MIEDO no está mal. Tom Holland, escritor y realizador del film original ha imaginado también esta historia, y se nota para bien al conseguir por caminos distintos el mismo tono de comedia de terror adolescente, si bien las diferencias (no desafortunadas en su mayoría) engrandecen en el recuerdo la peli de los 80, que gana en encanto y puede que también en contundencia, ya que esta moderna NOCHE DE MIEDO parece no tomarse en serio (lo cual no es mala opción) casi en ningún momento, cuando su precedente sí conseguía alternar la hilaridad contenida con la gravedad de una masacre en el vecindario. El personaje del amigo friki del protagonista es más paródico en esta ocasión aunque se trate de dotarle de cierta entidad, intención que se diluye del todo en la secuencia de su muerte, artificiosa, cómica y gore como una versión algo infantil de un film de Sam Raimi, mientras que resultaba mucho más directa e incluso dramática en la primera versión.
Con todo, la peli puede parecer que comienza titubeante pero va ganando en interés (sin dejar su tono ligero) conforme avanza.
La presencia de buenos actores como Colin Farrell, Toni Collette y el protagonista, Anton Yelchin, visto en ALPHA DOG de Nick Cassavettes y en la reciente STAR TREK como un joven Chejov.
Mención aparte merece David Tennant (el penúltimo y mejor DOCTOR WHO) como Peter Vincent. Si en la NOCHE DE MIEDO ochentera lo interpretaba un maduro Roddy McDowall, veterano de films de terror de culto de los 60-70 y actor fetiche de la saga original de EL PLANETA DE LOS SIMIOS, que se investía como actor trasnochado de films clásicos de terror al estilo de los de la británica Hammer, que sobrevivía descreído como presentador de programas dobles televisivos de sus viejos éxitos, aquí Tennant es un Peter Vincent distinto (Peter por Peter Cushing, y Vincent por Vincent Price, actores clásicos del cine de horror angloamericano, guiño que ahora si pierde un poco), un falso ilusionista de Las Vegas (donde transcurre la acción), tan divo y vulgar como inspirado en David Copperfield, y tan cobardica como el encarnado por McDowall, lastrado durante el metraje por una facilona necesidad argumental de que sirva de comodín para todo de la trama (lo mismo tiene su salón repleto de un arsenal antivampiros convenientemente repartido siempre a mano que le da al protagonista todas las claves a seguir e incluso la solución última a sus problemas para forzar un final feliz agradable pero algo impostado).
Y es, por sus lagunas pero también por sus aciertos, que esta peli, en su superficialidad y tono me recuerda tal vez más a la sobrevalorada y entrañable JOVENES OCULTOS (también de los 80, de cuyas muy tardías secuelas solo recomiendo su tercera entrega, con el gran Corey Feldman recuperado como protagonista) que al film que versiona, aunque mantenga fidelidad al mismo a su manera. Pero me puede la nostalgia por el látex en detrimento de las imágenes digitales y la mojigatería de esta peli en cuestiones sexuales (habiendo adolescentes e incluso una stripper!! entre sus personajes), teniendo en cuenta la carnalidad que Farrell podría haber aportado a su personaje (lo hace solo a medias), que probablemente sí tenía el vampiro original encarnado por Chris Sarandon, que hace aquí un curioso cameo.
Destaca seguramente como momento de despegue definitivo de la peli el conseguido plano secuencia en el interior del coche, persecución que me recordó a una escena más breve pero con cierto parecido de LA GUERRA LOS MUNDOS de Spielberg.
Con todo, se pasa un rato divertido y no me desagradaría reencontrarme con los personajes en un remake futuro de ¡¡ NOCHE DE MIEDO 2 !!. A la salida del cine tuve una sensación de deja vú cuando vimos el cartel de otro remake: FootLoose
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