
Siento de nuevo, queridos lectores, dar mi opinión aquí sobre un asunto político, social o de actualidad, pero no puedo evitarlo en estos tiempos revueltos en España.
Manifiesto mi alegría porque se haya tumbado la Ley Sinde en el parlamento, pero tampoco estoy de acuerdo en que todo lo que circule por la Red deba ser gratis per se. Creo que este gobierno, con su ministra a la cabeza, ha sido torpe y anticuado, porque no se le puede poner puertas al campo, o sea, a internet. No se puede legislar a la vieja usanza un asunto que necesita nuevas formas, más creativas e imaginativas. Ellos, los socialistas, que son tan liberales en lo económico, después no entienden que hay sectores o áreas en los que no hace falta crear leyes, sino llegar a acuerdos, o simplemente, no intervenir. Somos adultos los consumidores, sabemos discernir, y por eso, necesitamos poder elegir entre distintas opciones.
Mi preferencia es consumir productos audiovisuales con una buena calidad de imagen y sonido, y no me importaría pagar para tener descargas legales de buena calidad técnica, dentro de un catálogo amplio y variado, que comprenda películas españolas, europeas, asiaticas, africanas, latinoamericanas, etc.. Eso sí, no pagaría lo mismo que cuesta una entrada de cine en una sala convencional. Quisiera que me costara bastante menos. Y que una vez bajado ese archivo legal, yo pueda hacer lo que quiera con él, pues ya estoy pagando el cánon correspondiente a la sgae por comprar un cd o dvd virgen, o un pendrive, etc.. Los gobiernos no deben legislar amparando los intereses parciales y comerciales de sectores industriales, sean los de las grandes disqueras, productoras o distribuidoras, y menos si pertenecen a países extranjeros, como a los Estados Unidos de América. Un gobierno que regula bajo las presiones interesadas de Monsanto, empresa norteamericana fabricante de semillas transgénicas, o de Hollywood, no es un gobierno libre ni soberano. Hace tiempo, Eiyeljasel y yo mismo, debatimos sobre abrir el mercado español a productos audiovisuales europeos, tanto para el cine y la televisión, y cerrarlo a productos extracomunitarios, aplicar las mismas normas y rasero a las peliculas norteamericanas que a las chinas. No puede ser que las productoras estadounidenses tengan, por ley, que producir y distribuir presuntas cintas españolas para que nuestro cine pueda sobrevivir, es como una limosna y un permiso que nos da el gigante yanqui para que perdure la cultura española y europea. Debería reducirse el número de licencias para el doblaje, pues eso beneficiará al cine español, ya que no trataremos a las películas dobladas americanas como si fueran españolas, al escucharlas en nuestro propio idioma. Y que pasaran al mercado del dvd todas aquellas cintas americanas y del resto del mundo que no tuvieran cabida en nuestras salas, así no tendríamos que comprarles las pelis a los yanquis por paquetes, en sus abusivas prácticas contractuales. No sé qué miedo nos da a los europeos el proteccionismo, sistema que emplean sin ninguna contradicción los propios americanos en su mercado nacional, para que nadie de fuera les haga competencia. Si ellos sólo exigen liberalismo económico a sus clientes, no sé porqué estos progresistas de boquilla socialdemócratas, que tenemos en el gobierno, no aplican sus propia ideología. Será porque ya la han perdido, será porque ya somos una colonia del GRAN AMO USA.
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