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CINE DE VERANO





LEFT 4 DEAD SNOW
Calurosa tarde de verano. En el fresco del centro comercial compro el ya clásico videojuego LEFT 4 DEAD (de zombis) y me meto en el multicine con un gélido aire acondicionado acorde con los paisajes nevados de la europea ZOMBIS NAZIS (DEAD SNOW), cuya introducción resulta refrescante pese a ser larga, tomarse demasiado en serio, y lo peor, del todo innecesaria, sólo por la abundancia de parajes invernales y gente tiritando. Pero una vez metida en el asunto, la peli se redime y no defrauda en una intensa aunque irregular sucesión de casquería cómica y momentos hilarantes, especialmente en su recta final. Podía haber sido más y mejor si se decantase por una desmelenada serie Z (que lo es) o por desarrollar alguna idea original o sugestiva, pero se queda a medio camino y el conjunto se resiente de la necesidad de acumular minutos al metraje hasta llegar a la hora y media mínima, pese a sus momentos logrados y el acompañamiento de una metalera banda sonora en ciertos pasajes. Entretenida y con pitorreo necesario en el variado cine zombi actual, pero disfruto más con el videojuego que me he agenciado, que desde su extensa cinemática introductoria (que ya supera a todo el film) promete acción a porrillo y zombis (y monstruos) de los que corren como posesos.
LOS MERCENARIOS (THE EXPENDABLES, algo así como LOS PRESCINDIBLES) tampoco defrauda en violencia, si bien es cierto que prefiero el último film de Rambo, ya que compartiendo una premisa argumental casi idéntica (grupo de mercenarios que van a salvar a una activista en apuros), JOHN RAMBO se toma en serio lo que cuenta, desde lo dramático a lo cruento, mientras que LOS MERCENARIOS es un simple y agradecido divertimento, ligero como pocos y más interesante en su primera mitad que en la misión de rescate en sí, que como clímax pierde algo de fuelle. Y frente a la crudeza gore de la violenta peli de Rambo, el último film de Stallone, con más estrellas de la acción en su cartel, cede a un montaje más rápido, atropellado, confuso y actual que el de su peli anterior, donde no había lucidas escenas de artes marciales que se presten a ello, como las protagonizadas por unos espectaculares Jet Li y Jason Statham, que se llevan de calle la función. Además, por seguir comparando, donde en el film de Rambo había un conflicto de verdad en un país real con villanos desalmados creíbles, aquí tenemos una nación cutre inventada - y ridículamente pequeña en apariencia - con unos malvados malosos tontorrones de opereta y sin carisma (excepto el gigantón de Steve Austin StoneCold, luchador de la WWF que no necesita ni hablar). Pero en lo importante, los guiños cómicos cómplices al personal y las espectaculares escenas de acción, la cinta funciona a la perfección, dejando su única reflexión en un breve y emotivo monólogo de Mickey Rourke (el único que no mata a nadie en el film, y hasta llora,ejem) que viene a dar en conclusión el mismo mensaje que el de JOHN RAMBO: "Vivir por nada o morir por algo".
 
DOG SOLDIERS EN TIERRA HOSTIL
CENTURION acoge todas las virtudes del cine de Neil Marshall. Es enérgica, masculina, visceral y de un hermoso atavismo salvaje. Es como una buena peli bélica tras las líneas enemigas pero protagonizada por romanos y pictos al norte del muro de Adriano, lugar de referencia que la conecta, en más de un sentido, con el film anterior de su realizador, DOOMSDAY. En ambas el muro romano es una evidente metáfora física del aislamiento y separación de una sociedad y sus individuos, abocados por la inevitable traición de sus dirigentes a buscar su propio norte, hacia rutas salvajes.
En este caso, el cine de Marshall se revela en su, posiblemente, mejor película, como el referente a seguir tras GLADIATOR en cuanto a lo contundencia que habitualmente respira la obra reciente de Ridley Scott, y el estilo propio de un director que se dio a conocer con DOG SOLDIERS (otro grupo de soldados en el bosque, en este caso modernos ingleses asediados por hombres lobo, con lógica mayor ligereza y humor), THE DESCENT (mujeres montañistas atacadas por bestias cavernosas) y DOOMSDAY (Rhona Mitra a la altura de dureza de un nuevo Kurt Russel como el Snake Plissken del díptico de John Carpenter, que le sirve de roca de guía y referente), en una epopeya de decapitaciones que podría titularse "La Isla de las Cabezas Cortadas", con producción inglesa, francesa y norteamericana y el nivel impecable habitual de sus filmes, que consiguen siempre parecer grandes producciones sin serlo (este tiene financiación incluso de un premio de los fondos de la lotería británica y Warner Bros, por ejemplo) y generan hambre y rumores de secuelas que no llegan de materializarse, quizás porque la potencia evocadora de sus historias con final abierto son en realidad, su perfecta conclusión .
Esperemos que Marshall, siempre en boca de los internautas para las quinielas de grandes futuros proyectos de Hollywood, mantenga su independencia sea cual sea su siguiente film, y haga suyas las palabras del centurión Quintos Días, hijo de gladiador, con las que abre y cierra la peli: "Soy Quintos Días, y este no es ni el principio ni el final de mi historia".


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