"ɑkh ɑhɪm ɑkte wiz bɑɹsu:m" (AKE AJIM AKTE WIS BARSÚM) - Bellísima Oración final de transmigración o teleportación de John Carter a Marte. Este idioma barsumiano ó marciano me suena como hebreo, o quizá a egipcio antiguo, cuya religión está ... muy presente en el Marte de la novela y de la película, y cuyas diosas, como Ísis, pienso que inspira a la Madre Yssus de Barsoom. Burroughs creó toda una civilización marciana, con su religión, su idioma, sus usos sociales, sus razas y costumbres. No sé por qué me ha llegado mucho más esta cosmogonía fictícia que la más popular del Señor de los Anillos ó la de Star Trek, cada una con su universo particular y sus lenguas. Propongo utilizar una lengua artificial creada en otro contexto, el esperanto, en alguna película que muestre una realidad alternativa retrofuturista, quizá un poco steampunk. En los inicios del siglo XX hubo muchos movimientos de Vanguardia artística y social, muy implicados con los movimientos políticos de
Hace algo así como una década una película nos encontró en la sala del multicine, sorprendiéndonos con su descaro y seduciéndonos con su frescura. Nos convertimos desde la primera secuencia a la religión de LOS ELEGIDOS y mi compañero de butaca la predicó en DVD a todo aquel que le diera oportunidad. Desde su mismo estreno escuché rumores acerca de una inminente secuela que finalmente ha tardado unos 10 años en llegar, y en ella reencontramos a actores y personajes de los que casi no hemos sabido nada desde entonces, encabezados por un envejecido Sean Patrick Flanery, Norman Reedus y Billy Connolly, (y Sí, también vuelve aquel señor de FRAGUEL ROCK entre sus muchos secundarios recuperados) llevados de la mano por Troy Duffie, responsable de ambas entregas. Es una historia para incondicionales del film original, muy entretenido aunque inferior a aquel, sin su potencia salvo cuando se saca un par de ases tramposos de la manga. Posiblemente lo mejor sea la agente del FBI en un rol legado por el del impagable Willem Dafoe de la primera entrega, su tratamiento igualmente festivo y el que cuando todo parece acabado nos regale un par de sorpresitas de agradecer que a su vez abren las puertas a una posible nueva aventura de los santos justicieros del Boston irlandés
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