Entre las muchas influencias que abrazó el revival del británico DOCTOR WHO en su arranque de 2.005 (que aún perdura con envidiable salud) destacó una definición de personajes tan equilibrada e importante como la de los mejores episodios de la entonces aún recientemente desaparecida BUFFY, CAZAVAMPIROS. Este aspecto también destacó en la primera andadura de TORCHWOOD, la serie hermana de la de “el Doctor”, con un tono más adulto y en ocasiones quizás más oscuro, pero con una visión general propia del spin-off que es. Existe una tercera serie de la BBC dedicada al universo del último señor del tiempo, pero ésa es otra historia.
La tercera temporada de TORCHWOOD, CHILDREN OF EARTH, es una trepidante miniserie que pisa el acelerador y lanza a sus protagonistas ( a los supervivientes de las muertes que sufrió el equipo al final de la temporada anterior) a situaciones extremas que se me antojan más semejantes en su narración a las del agente Jack Bauer en 24, con la que pueden encontrarse algunas coincidencias relativas aunque bien adaptadas al contexto de la miniserie británica. A saber, el factor tiempo: cada uno de los 5 capítulos equivale a un día completo de la trama, concebidos para emitirse a lo largo de 5 días correlativos de una misma semana.
También está el tono de thriller desbocado, con agencias gubernamentales corruptas y despiadadas, la ciudad de Cardiff (y Londres) sacudida literalmente y la presencia de un responsable político (y su punto de vista, donde no falta un primer ministro de comportamiento discutible) en gran parte del metraje, en el que TORCHWOOD pasará a la clandestinidad e incorporará a alguien nuevo a sus filas de colaboradores.
Además está la inclusión de familiares (a los que no conocíamos en su mayoría) de los protagonistas plenamente inmersos en la crisis, y un pasado misterioso que vuelve para golpearles con sus consecuencias.
La otra gran influencia en la historia, más discutible si se quiere, es a mi parecer la de EXPEDIENTE X, además de por el tono conspiranoico lo es por crear y mantener magistralmente una gran expectación y rodear de tensión el contacto con extraños alienígenas abductores en una ficción a la que acuden con frecuencia extraterrestres pintorescos. Porque, al igual que en BUFFY se sabía dar vida a un Apocalipsis continuo como si siempre fuera el primero y único, aquí el bueno de Ianto afirma en un momento dado que “..el mundo siempre se está acabando”.
La tercera temporada de TORCHWOOD, CHILDREN OF EARTH, es una trepidante miniserie que pisa el acelerador y lanza a sus protagonistas ( a los supervivientes de las muertes que sufrió el equipo al final de la temporada anterior) a situaciones extremas que se me antojan más semejantes en su narración a las del agente Jack Bauer en 24, con la que pueden encontrarse algunas coincidencias relativas aunque bien adaptadas al contexto de la miniserie británica. A saber, el factor tiempo: cada uno de los 5 capítulos equivale a un día completo de la trama, concebidos para emitirse a lo largo de 5 días correlativos de una misma semana.
También está el tono de thriller desbocado, con agencias gubernamentales corruptas y despiadadas, la ciudad de Cardiff (y Londres) sacudida literalmente y la presencia de un responsable político (y su punto de vista, donde no falta un primer ministro de comportamiento discutible) en gran parte del metraje, en el que TORCHWOOD pasará a la clandestinidad e incorporará a alguien nuevo a sus filas de colaboradores.
Además está la inclusión de familiares (a los que no conocíamos en su mayoría) de los protagonistas plenamente inmersos en la crisis, y un pasado misterioso que vuelve para golpearles con sus consecuencias.
La otra gran influencia en la historia, más discutible si se quiere, es a mi parecer la de EXPEDIENTE X, además de por el tono conspiranoico lo es por crear y mantener magistralmente una gran expectación y rodear de tensión el contacto con extraños alienígenas abductores en una ficción a la que acuden con frecuencia extraterrestres pintorescos. Porque, al igual que en BUFFY se sabía dar vida a un Apocalipsis continuo como si siempre fuera el primero y único, aquí el bueno de Ianto afirma en un momento dado que “..el mundo siempre se está acabando”.
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