
Vistos los cinco primeros episosios de ESPARTACUS: BLOOD & SAND (actualmente está emitiéndose en los USA), se hace evidente que es un delirio épico sangriento de gran contundencia argumental, ilustrado con carnalidad similar a la mostrada en la teleserie ROMA y plasmada con el estilo visual del film 300, del que no oculta su descarada y gozosa influencia. Pese al esquema básico ya conocido del mítico gladiador trágico representado en clásicos del cine, miniseries acartonadas y nuevas superproducciones, GLADIATOR es su otra gran influencia, en menor medida quizás, esta nueva serie aprovecha su dilatado metraje para describir con detalle los mecanismos que conducen y rodean a la gloria y la desgracia en la arena, sin eludir los matices evocadores de un mundo antiguo pegado a la fantasía de lo exótico, donde caben gigantes y bárbaros monstruosos, así como fosas del inframundo para peleas dignas de la cúpula del trueno de MAD MAX o EL CLUB DE LA LUCHA en la vertiente más salvaje que probablemente un producto para televisión haya adoptado en mucho tiempo.

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