
Aunque no iba muy esperanzado, y tampoco me ha costado un duro, no es que me haya llevado una gran decepción. El reparto me atraía, mi adorado Ethan Hawke, el actor de culto Willem Dafoe, el querido y recuperado Sam Neill, y después la sugerente trama inicial, un mundo-vampiro retrofuturista muy comiquero. Descubro que la peli es australiana, lo que no es un hándicap para mí, al revés, siempre confío que desde las antípodas hagan algo original y fresco, y no me desagrada ver que si ya conoces True Blood, pues quizá no sea tan desconocido el argumento, pero a los pocos minutos, en cuanto diviso a los humanos armados de ballestas, con su pinta de Resistencia cutre de la primera serie V, o peor aún, del Equipo A, ya me temo lo peor. Es como un corto estirado y malo, con algunas pocas brillantes secuencias muy estéticas, de videoclip, muy del mundo de Constantine, y un final sangriento y gore, un éxtasis de plasma que parece un homenaje al Peter Jackson de Tu madre se ha comido a mi perro, que no está mal del todo, los vampiros devorándose unos a otros y volviéndose "humanos", ofreciéndonos la metáfora, la lectura del verdadero mensaje, (toda serie b lo suele tener, y perdonad si desvelo un poco el final, espero que no os importe, os lo aseguro, no importa), que creo que quedó claro en los primeros 20 minutos de la peli y lo que sigue es paja (y no de la sensual, porque no hay ná de sexo vampírico en esta nadería). En otras manos, con otro guión, quién sabe, a lo mejor habría salido algo medianamente aceptable.
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