
Pese a lo seductor de su propuesta y a las meritorias presencias de su acertado reparto no está exenta de bordear muy levemente la línea de la ingenuidad (o un feliz ridículo) que casi toda película de hombres lobo (por buena que sea) se atreve a cruzar en algún momento. Por ejemplo en la, por otra parte lograda, escena de la lucha entre licántropos (¡¡ pelea de peluches!!) .
Pero en justicia recordemos también el efecto que causaban aquellas orejas de ardilla en los estupendos hombres lobo de la ya clásica AULLIDOS, que les daba un aire tierno de gatetes a tan sanguinarios depredadores, o el aire de simio bobo de Michael J. Fox en la cómica TEEN WOLF, y el ya desfasado aspecto que lucían Lon Chaney Jr. y Paúl Naschy en sus producciones, efectivo para su época pero que necesitó de un revulsivo durante décadas antes de recuperar su entidad (menos terrorífica) en el discreto maquillaje de Jack Nicholson en LOBO y el actual de Benicio del Toro, que pule su look para alcanzar el equilibrio entre las primeras imágenes del clásico lobo humano de la Universal y sus posteriores reencarnaciones de los 80 en disfraz animatrónico de films capitales del género como los mencionados, pero distanciándose de posmodernas visiones más de dibujitos -como las de LUNA NUEVA o UNDERWORLD, algo mejor - más propias de otros géneros.
Seguramente sus ribetes de melodrama trágico familiar de novela romántica, con un despiadado Anthony Hopkins son los que me evocan el recuerdo del cómic LOBEZNO: ORIGEN, con el que se puede buscar algún leve punto en común. Hubiera deseado un mayor lucimiento en la acción de personajes secundarios como el guerrero Sigh o la cuadrilla de policías londinenses que persiguen al protagonista, pero la historia deja una coherente puerta abierta para quien tenga ganas de más.
Comentarios