
Su argumento está más elaborado que el de REC y probablemente deje menos espacio a la improvisación y más a la postproducción (por hacerme el entendido), especialmente por su profusión de estupendos efectos especiales, y desarrolla en su trama farmacosatánica unas reglas propias (de las que ya se apuntaba alguna en su precedente) que aportan atractivo y tipiqueo, como también lo hacía el particular universo de la reciente NO-DO, reseñada AQUI.
Y aunque el final abierto de REC 2 puede augurar un (espero) inminente apocalipsis en Barcelona, deja los bastantes eslabones sueltos en ese edificio para que una deseada REC 3 aún tenga mucha carne que cortar sin salir de momento de sus empinadas escaleras.
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