
Para aquellos que piensen que su tiempo ya ha terminado, que el cine ahora es otro, que no salga satisfecho de las salas, de internet, de su tele, les digo que todavía queda un resquicio de esperanza. Ayudó el gran deseo desesperado por evadirme aquel viernes de estreno, el ansia de cine grande y bello, verdadero. Parece un thriller, y lo es, pero dentro hay todo. Inmensos Ricardo Darín, Soledad Villamil y todos aquellos secundarios maravillosos. Se han dicho muchas cosas, y yo no voy a repetirlas. Que quizá sea esta la obra maestra de Campanella, pues sí, pues claro, es evidente. Que sea de esas películas que te hablan ( a ti), querido espectador. Obvio.No tengo nada más que decir.
Otra crítica argentina.
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