

Murió John Hughes en las calles de su adorada New York, retratada mil millones de veces en la nueva mitología cinematográfica del siglo XX. Sólo por haber realizado La chica de rosa y El club de los cinco, este director será felízmente recordado, y también por Todo en un día, con Mathew Broderick y Mia Sara. Se nos cierra una época, precursora de un tipo de cine juvenil que ya no se hace de esa manera. Quizá más liviana que las comedias generacionales anteriores de Lawrence Kasdan,no tan rocanroleras como las primeras de John Landis, pero compartiendo con todos ellos cierto espíritu libre, setentero, todo esto ya perdido sin remedio. Descanse en paz.
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