
Eso hasta que Chuck reciba un email que le cambiara la vida e introducirá en su existencia a dos superagentes secretos de compañías enfrentadas. Sarah, la rubia estupenda de la C.I.A., que se hará pasar por la nueva e improbable novia de Chuck -éste nunca está seguro del todo si ella quiere protegerle o matarle, lo que disparata las situaciones- y un malencarado y gruñón asesino de la N.S.A. interpretado por Adam Baldwin (de Firefly y The Inside).
Los dos primeros capítulos sin sinceramente divertidos, trepidantes y ocurrentes en un género tan trillado, y quizás no caiga en la reiteración excesiva de otras series como Reaper. Los agentes secretos son retratados como superhombres, pero se juega acertadamente con la paranoia antigubernamental post 11-S (al prota no le extrañaría terminar sus días en Guantánamo, y allí no podría poner su póster de TRON en la celda, creo)
Y además actúa el gran Tony Todd (Candyman) como un tenebroso jefe de la C.I.A..
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