
Hay algo en esta Becky George, protagonista que interpreta Rachel Nichols que recuerda a la Buffy más oscura, la de la 6ª temporada, regresada de entre los muertos, atormentada, confusa y traumatizada, morbosa en su siniestra relación romántico-destructiva de amor y odio con el vampiro Spike, que despertó asco y rechazo en sus amigos. Algo queda de aquella exheroína adolescente en esta agente del FBI exniña secuestrada por un pedófilo que no deja de explorar sus rincones oscuros.
También se aprecia puntualmente esa mano en el tono de algunos personajes principales, en ciertos diálogos e incluso en el reparto. (En la primera temporada ha aparecido episódicamente Amber Benson, que interpretó a Tara en Buffy).
Y no se escatima algún guiño: en un capítulo, uno de los agentes principales, le dice al interpretado por Adam Baldwin- que aparecía también en la serie Firefly (otra producción de Joss Whedon y Espenson) que ha visto en el cine un Western Espacial (género de Firefly y su secuela cinematográfica Serenity), y éste le contesta, ¡¡ Gran idea !! o algo así. Algo queda.
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