
Lo que más me molesta de la actitud de los funcionarios de los Estado Unidos en esta película, que refleja un triste asunto actual, las desapariciones y torturas a presuntos terroristas de origen árabe en terceros países donde no se respetan los derechos humanos, es su doble rasero y su increíble cinismo. Meryl Streep, que interpreta a un alto cargo del gobierno republicano, le dice al protagonista que los Estados Unidos no emplean la tortura con nadie, y es cierto : la emplean los agentes marroquíes, libios, rumanos, etc .. en su nombre, para sacarle información a los presuntos sospechosos de terrorismo yihadista. Molesta que el joven agente de la CIA sea tan escrupuloso y moralista, y tan garantista con un egipcio plenamente integrado en los Estado Unidos, casado con una americana, y que al torturador marroquí, y a su hija, que realmente sufren las consecuencias en sus carnes del profundo drama que asola a la mayoría de los países musulmanes, la falta de libertades por parte del estado y el terrorismo antioccidental y anti-gobiernos locales títeres, les toque la peor parte.
Sabemos de las tragedias de las familias de los soldados americanos muertos en Irak, simples peones de un gran negocio del pelotazo provocado por sus gobernantes, pero sabemos poco de la tragedia de miles de familias iraquíes, o palestinas, masacradas por el ejército americano, israelí, y por las milicias chiítas, o de Al-Qaeda, o cientos de resistencias, cada una con sus intereses bastardos. Al final, a los americanos les importan los suyos, e incluso a los más liberales y progresistas que denuncian el retroceso en las libertades de su país. A pesar de que esta cinta no pretende ser totalmente maniquea, porque también plantea los argumentos de los que toleran la tortura para sacar información, como el de impedir que se siga atentando contra nuestras ciudades y se impidan masacres, queda en el aire una reflexión :
Al final, lo que cuenta, es que no haya víctimas nuestras, para que la sensación de guerra en nuestra casa no sea insoportable, ni haya acusaciones contra los que deben velar por nuestra seguridad. Que mueran miles de iraquíes es una tragedia, pero pasa lejos y no nos importa demasiado. Es su problema.
Pero también es nuestro problema, porque apoyando durante años, quitando y poniendo regímenes en esas tierras de oriente medio, hemos conseguido que nos explote en nuestra cara. De todas formas, mientras no seamos nosotros los que nos manchemos las manos, mientras sean esos pobres diablos subdesarrollados los que obedezcan nuestras órdenes, esto seguirá siendo soportable. No soporto el cinismo.
Comentarios
Mientras, Al Qaeda seguirá con su trabajo tranquilamente, nadie parece perseguirles.
Mierda, soy un cínico!! arg!!