
No es una buena película. Habría sido un gran corto y un estupendo telefilme de los que sorprenden a los noctámbulos de madrugada. Me gusta su estilo pulp de serie B. Su gore de erotismo camp me recuerda a las Historias de la Cripta y las películas de Creepy. Y sus diálogos crecen desde lo ridículo hasta lo ágil e incluso estimable cuando se producen sólo entre los personajes principales interpretados por Lucy Liu (vampiresa fatalista, en la línea de El Cuervo más que de Blade) y Michael Chiklis (el típico policía amargado en busca de venganza con un punto humano y entrañable).
Carla Gugino encarna brevemente a una vampiresa depredadora, carnal violadora salida de húmedas fantasías con un destello de emoción en su delirio sangriento. Esto ya es de agradecer.
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