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DVD : "GRBAVICA" : CINE DEL EXTRARRADIO



Cuando veo las películas realizadas en las fronteras, en el extrarradio, en las afueras de las metrópolis del mainstream, entonces me doy cuenta del extraordinario hecho cultural que es una película, comprendo mejor que el cine hay que protegerlo y valorarlo cuando excede de producto de entretenimiento. Fuera ya del argumento o de la motivación que las movió a ser realizadas, estas películas balcánicas, rusas, iraníes, chinas o de senegal, muestran algo específico e intenso : la verdad, la veracidad, la humanidad de sus historias y personajes.
Cuando se premia en todos los festivales importantes a estas cintas, no estamos hablando sólo de modas o esnobismos, es que el cine es un artefacto que enseña y emociona, más allá de géneros estereotipados. Escuchar lenguas extranjeras extrañas debe convertirse en una celebración sagrada. El cine, al igual que el fútbol, hermana culturas y continentes.

Hay otro matiz, no menos importante, que me maravilla de estas películas, y es el uso de la música, de sus músicas. Los personajes cantan en su vida cotidiana. Como en Caramel y en todo el cine del medio oriente, y en las películas de Almodóvar, la mujer va unida a la canción popular. En este hecho antropológico está, creo yo, en el reflejo de un tipo de sociedad, y de ser humano, está el valor y aprecio de estas películas. Lo que nos aleja de hollywood es lo que nos da valor para el mundo. Es curioso como el establishment de la música comercial anglosajona llama, a lo que no es música estadounidense, world music, músicas del mundo, donde está englobado todo lo que no está cantado en inglés, no sólo lo folklórico. Hemos llegado a tal nivel de aplanamiento cultural, de oír siempre lo mismo, que cuando escuchamos por primera vez algo que siempre nos ha pertenecido, nos echamos a llorar, como reconociéndolo en lo más remoto de nuestros genes. Es una aculturización grave, porque nos hace mirarnos como extranjeros. Miramos las raíces como cosas antiguas y muy pasadas, sin encontrarle verdadera conexión con nuestro presente, y cuando parece que lo hay, surgen esos brutales y artificiales nacionalismos que todo lo pudre. Cuando escucho a Björk, aunque pueda sonar a pop experimental electrónico, no puedo evitar escuchar a una mujer con un pie hundido en sus raíces islandesas, y que su modo de cantar no debe ser tan distinto a la música tradicional, sólo que ahora está reelaborado, pasado por el tamiz de los estilos mayoritarios. Pero estos estilos han bebido de sus fuentes folklóricas y han avanzado hacia un pastiche regurgitado y empobrecido.
¿Por qué cuento esto?. Pues porque en el cine de países del extrarradio, descubro con mucha mayor fuerza, qué es lo que somos las personas. Si he hablado de Almodóvar, es porque en él veo lo que de profundamente castellano, mediterráneo y español, lo específico. Cuando él conecta con lo que ha mamado, aunque lo reelabore, está uniéndose a esa cadena de la cultura del pueblo que viene de lejos. Y tengo la teoría de que Almodóvar tiene más que ver con el cine de oriente medio, de la india, que con Estados Unidos. Ahora que empieza a ser moderno investigar en nuestras raíces : lo hacen Los Planetas, Diana Navarro, Swing, Björk, etc.., incluso The Boss lo hace con Pete Seeger, ahí tenemos a un Clint Eastwood, orgulloso de las raíces negras de la música norteamericana en el jazz, en el blues, en el rock and rock.
Creo que, aunque quizá este no sea el sitio más adecuado para decirlo, ahora comienza una nueva edad de oro para el cine de raíz, como de la música de raíz, quizá por la sensación de pérdida de identidades, de globalización cultural que todo lo arrasa y aniquila. Cuando logramos encontrar nuestro lugar en ese punto de conexión con el pasado, con los que nos han precedido, con sus errores y aciertos, entonces podemos sentirnos preparados para construir el presente y dejar nuestro legado a aquellos que vendrán.

Los poetas son ahora nuestros chamanes y los cineastas los que nos unen con nuestros antepasados, de ahí que el cine se cite a sí mismo y a todas las artes anteriores.
Y no es gratuito que los directores que pasan a la historia son aquellos que fueron verdaderos creadores y cronistas de su tiempo y países.

Vivimos una época de desconexión rápida, de desmemoria. Parece que estamos creando la historia de la humanidad en el youtube. Quizá siempre fue así, quizá nadie miró mucho para atrás y se concentró en el presente. Pero gracias a los legados culturales, el hombre avanza, o prosigue.
Puede ser que los occidentales seamos depredadores culturales, puede ser que llevemos dos siglos esquilmando áfrica y asia, poniéndonos sus vestiduras, sus músicas y sus religiones, quizá porque pensemos que han fracasado las nuestras, o sólo porque hemos ido allá, imponiéndoles nuestras industrias y modos de pensar, la cristiano-democracia y el libre mercado (poco libre). Y ahora ponemos en nuestros ritmos las ondulaciones musicales orientales, y nos gustaría olvidar nuestro idioma y convertirnos en el otro. Dicen que ahora los alemanes escapan de su país y les gusta establecerse en otras partes, como escapando de lo que fueron en algún momento de la historia reciente.
Estamos en una época fascinante, multipolar. Irán, Rusia, China, India, nuevas o viejas influencias culturales que resurgen junto con su poderío económico. Y Europa queda como esos viejos griegos filósofos de la antigüedad, buscando su desenfocada sombra en las paredes de la Cueva.
Bienvenidas Bosnia, Rumanía, Rusia, Bulgaria, Moldavia, etc.. a esta nuestra triste Europa Occidental.

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