

Se ha hablado y escrito mucho sobre la tórrida y escabrosa relación entre la espía y el político que protagonizan esta historia. Yo prefiero hacer hincapié en el grupo de estudiantes y actores aficionados que organizan por cuenta propia y sin ayuda externa una banda terrorista en el
Hong Kong de la 2ª guerra mundial, para eliminar a los colaboradores con la invasión nipona.
Guerrilleros aficionados que desencadenan con su ingenuidad impulsiva los trágicos acontecimientos del azar y el absurdo, en una
surrealista espiral repleta de sueños rotos.
Resaltar también, aparte de la presencia de
Tony Leung y la chica protagonista, la de la gran
Joan Chen, actriz y directora desde hace años en oriente y occidente.
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