
No soporto el rollo "indy" de Isabel Coixet y toda la tontuna modernilla y catalano-burguesa que la rodea, al gual que no me llega ni me emociona el uso de la literatura que hace en sus últimas películas. Lo que en Mi vida sin mí era un acierto, en La vida secreta de las palabras se convierte en pedantería, en rollo pretencioso. Lo mejor de las pelis de la Coixet es la Polley, y en Away from Her se demuestra. No es pretenciosa, no va de intelectualoide, es llana, te cuenta lo que te tiene que contar y punto. La literatura tiene sentido, las frases, las palabras, los personajes bien construidos, sus miradas, sus huidas, sus encuentros. La emoción contenida de estos nórdicos canadienses que podrían ser suecos primos de los personajes de Escenas de un Matrimonio y Saraband. Concreción a lo buen cine norteamericano, incluido Egoyan, con la poética de la soledad en la vasta extensión nevada, y la vida que pasa, la vejez como gran putada y la enfermedad maldita que borra los recuerdos pero a la vez te deja lo más importante del ser, una especie de intimidad de los cuerpos. Viva el puto cine canadiense.
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