



Los malos (los vikingos) son muy malos, vamos, que de malos son tontos. Los buenos (los indios) son muy buenos, bueno, de bueno son tontos.
No falta la correcta historia de amor platónico (en medio de un mundo de lógica carnalidad exacerbada). Lo que le falta es una mayor (aún) truculencia, una épica sin complejos y un mayor presupuesto (esa avalancha de nieve se intuye comprada al Discovery Channel o National Geographic). Conclusión, se deja ver, pero podía haber sido un peliculón.
Y no la compararé con el original, del que tengo un grato pero mínimo recuerdo, ya que la ví hará unos quince años.
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