
Lo que me parece interesante de la historia, basada en un relato corto, es la necesidad de que los muertos cuenten, de que las víctimas tengan voz (y voto, literalmente) y no sean engullidas por el olvido de unos y otros, y también el como los zombis, inofensivos pero militantes en un principio, se ven prácticamente obligados a pasar a la ofensiva (y devorar cerebros) para liberar la nación de sus dirigentes inhumanos que lo mismo amañan elecciones que amenazan a la población para conseguir sus fines. Todo ello contado en el film de forma valiente pero sin olvidar el género fantástico y sus guiños necesarios y divertidos.
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